El medio que supera al fin...
y se convierte en un icono popular.
Esto es exactamente lo que le ocurrió a Loterías y Apuestas del Estado y quién fue su insignia cada navidad durante 8 años: el calvo.
En "Bueno, bonito y barato", un pequeño grupo de alumnos estudiantes de "Publicidad y Relaciones Públicas" presentaremos algunas campañas publicitarias y spots que, bien sea por su éxito comercial o valor artístico, creemos que merecen ser recordados.
...Y no era un calvo cualquiera; él representaba el espíritu con el que la entidad pública (EPE) quería representar la caprichosa y cálida fortuna navideña.
Clive Arrindell, actor británico especializado en obras clásicas y en Shakespeare, dio vida junto a la agencia Plucidis, a una imagen bondadosa de la suerte. Desde 1998 al 2006 la campañas de navidad tuvieron un toque mágico que sin palabras comunicaron algo muy valioso que calaba en la sociedad española. El cariñosamente llamado "calvo" observa al pueblo, desde una perspectiva superior, y se empatiza con él con lo que a mí me parece un guiño a "El cielo sobre Berlín", de Wim Wenders. Él espíritu de la navidad reconoce a aquellos que más necesitan de su ayuda y él les brinda la suerte en forma de soplo helado y chispeante, en dónde las bolas juegan a su favor. Todo ello magníficamente guiado por la música de un clásico del cine, Doctor Zhivago y rubricado por la voz en OFF en una frase que reunía todo lo mostrado "Cada navidad tus sueños juegan a la lotería. Que la suerte te acompañe", y efectivamente, "el calvo" nos acompañó a veces con los clásicos pellizcos al décimo de las 150.000 pesetas que cantaban los niños de san idelfonso ("de las de antes", como recuerda quién con esfuerzo se sobrepuso al nuevo sistema) o 1000 euros que lamentablemente no suenan igual de bien.
Sin embargo los beneficios no parecían ser los esperados para la inversión que suponía nuestro espíritu. Todo el país reconocía al calvo y sabía qué significaba, pero apenas recordábamos qué era lo que publicitaba. Por eso, en el 2006, y de forma sorprendente, el concurso lo ganó otra agencia y allí acabó la historia del "calvo de la navidad".
Algo inesperado fueron los resultados de beneficios de la EPE para ese año, que no sintieron ningún efecto; algo que respaldó la decisión de su entonces Jefe de Publicidad, Cesar Palazuelos.
En encuestas públicas, en las conversaciones de calle, y en internet la gente manifiesta su deseo de volver a ver a ese hombre en sus pantallas en navidad. El rostro de Clive Arrindell ya forma parte del patrimonio de un país que toma un cariño extraordinario a sus emblemas cotidianos.
Al margen de rentabilidades y números de contabilidad, el calvo, su magia, el blanco y negro combinado tan elegantemente con efectos de actual factura, nos han dejado una de las campañas españolas más inolvidables; un soplo modernista con el que entramos en el S.XXI.
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Cuando nos quitaron “el calvo” nos quitaron un “cachito” de navidad, fue casi durante una década un icono de la navidad junto con otros muchos anuncios típicos de esta época del año, en la que nos volvemos muy familiares y melancólicos.
ResponderEliminarPor favor que no nos quiten el anuncio de “El Almedro” que el chico es ya como de la familia y todos los años me emociono al verlo, jeje.
Felicidades por vuestra primera entrada en el blog... ¡y que la suerte os acompañe!
Un saludo!
Yo todos los años rezo porque vuelva. Pero nada...
ResponderEliminarJo, yo todos los años al ver el anuncio de la lotería es como si faltara algo. Que vuelva el calvo de la navidad!
ResponderEliminarEra un anuncio buenísimo, te transmitía muy buen rollo. Ojalá regresara a casa por Navidad, como El Almendro.
ResponderEliminarMadre mía, acabo de descubrir que tu segundo apellido es "Marcos" y no "Marcps". ¿Cómo es que no has solicitado a la Universidad que corrijan esta errata?
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